GRU, MI VILLANO FAVORITO

Hacer cine de animación a estas alturas es algo difícil, y es más difícil todavía el intentar innovar en un género que parece que está todo hecho. Alguién estuvo pensando en esto mismo hasta que dieron con la receta ideal para sorprender al público con una nueva película con un terrible malvado como protagonista.

Por fin, un villano tiene el papel estelar en un largometraje de animación, algo que ha llevado muchos años. Desde luego, el villano Gru es un personaje entrañable que tienen tanto trabajo que tiene un ejército de seguidores ("minions") para cumplir todas sus órdenes al pie de la letra de forma siempre algo chapucera.

Y aquí es precisamente donde los gags aparecen sin cesar a lo largo de todo el film, gracias a las situaciones totalmente absurdas que el titánico trabajo que Gru se ha impuesto y la ayuda de sus "hábiles" muchachos que nos harán reír durante bastantes minutos.

Pero claro, no hay que dejarse engañar por esas encandiladoras niñas ni por este malévolo villano de segunda fila. Las películas de animación requieren una excelente calidad gráfica, tanto a nivel de personajes como de transfondo. Sin desmerecer, este aspecto raya el suficiente, pero hay muchas escenas no muy elaboradas, y muchos personajes secundarios están bastante mal perfilados lo que hace que la nota de la película disminuya a raíz de este pequeño problema. Bien es cierto que el espectador busca diversión, y eso es algo que tiene más que asegurado.

"Gru, mi villano favorito" no pretende transmitir ningún mensaje como otros críticos más audaces quieran intentar descubrir: una vida e infancia difícil, fracasar en el trabajo para triunfar como padre de familia… en resumidas cuentas, la historia sigue el hilo argumental plano fácilmente deducible sin muchas complicaciones. Es una historia hecha para entretener, no para recapacitar… ¡¡es una película para toda la familia, no para gafapastas universitarios que estudian filosofía por amor de Dios!!

El comienzo de la película es algo flojo con respecto al resto de la película, y el 3D está a las alturas de las espectativas. El público se convierte en cómplice poco a poco del mundo creado por los secuaces amarillos del villano, siguen los pasos de las niñas huérfanas en la malévola vida del villano, y en seguir las andanzas del villano más patético del mundo que quiere convertirse en el más grande. Por supuesto, no faltan las risas finales al terminar los créditos, por lo que bien merece la pena esperar en tu butaca tranquilamente tras finalizar esta pequeña joya deslucida por los pequeños "peros" desgranados ya en la crítica. Cuando la termina la película, el público tiene esa sonrisa bobalicona que se te queda después de haber pasado un buen rato, que al fin y al cabo es para lo que vamos al cine. ¿O no?
 

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